La crisis económica mundial de los últimos años ha exacerbado uno de los problemas más graves que tiene el actual sistema económico: el creciente desempleo juvenil. En un reciente estudio de la Organización Mundial del Trabajo (OIT), se muestra que a finales del año pasado había en el mundo 620 millones de jóvenes económicamente activos, de los cuales 81 millones estaban desempleados. Esto representó un aumento en la tasa de desempleo juvenil del 12,3 por ciento en 2008 a 13 por ciento en 2009.
Una de las preocupaciones que se tiene con estos niveles de desempleo es que, en los períodos de crisis, la recuperación en el mercado laboral de los jóvenes tarda más en llegar que en el de los adultos. Adicionalmente, la OIT señala que este grupo de población es el más vulnerable al subempleo y la pobreza. Esto lleva a creer que es sobre los jóvenes donde se harán más evidentes los riesgos sociales asociados al creciente desempleo.
Es de esperar que la situación laboral de ellos tienda a agravarse en el corto plazo. En este sentido, el informe advierte sobre el "riesgo de un legado de esta crisis en términos de una 'generación perdida' de jóvenes que ha abandonado el mercado laboral, tras haber perdido toda esperanza de trabajar y lograr una vida decente".
Lo paradójico de esta situación es que los distintos países hacen grandes esfuerzos por brindarles a un número creciente de jóvenes, mayores niveles de educación, pero estos esfuerzos no encuentran en los mercados laborales, la oportunidad de realizar, de manera rentable y satisfactoria, dichos capitales humanos. Por el contrario, pareciera que las opciones se les cierran, aumentando la frustración y empujándolos a la informalidad y la pobreza o, aún más grave, a vincularse a actividades ilícitas.
De acuerdo con el DANE, para el trimestre móvil junio-agosto de 2010, en Colombia la población juvenil, de 14 a 26 años, representaba el 29,7 por ciento de la población total en edad de trabajar. La tasa de desempleo de ese grupo era de 21,4 por ciento, siendo esta tasa menor para los hombres que para las mujeres jóvenes. Esto hace que la tasa de desempleo juvenil de Colombia sea la segunda más alta de Latinoamérica, después de Argentina. Adicionalmente, en el país la diferencia entre lo que gana un adulto y un joven es mucho mayor que el promedio de América Latina. Colombia, junto a Ecuador y Panamá, está entre los países que menor cobertura social les brinda a los jóvenes trabajadores. Finalmente, en el país, el 22,7 por ciento de los jóvenes que viven en áreas urbanas no trabaja ni estudia. En el área rural dicha cifra es de 42,6%.
El gobierno del Presidente Santos, tratando de encontrarle solución a la problemática del empleo juvenil y a sus graves consecuencias, ha presentado a consideración del Congreso el proyecto de ley del primer empleo. Esta iniciativa debe hacer parte de una estrategia más amplia e integral que incluya aspectos asociados a la educación y a la formación para el trabajo, además del emprendimiento.
La responsabilidad del país con nuestros jóvenes es muy grande, y más en una ciudad como Medellín, donde el drama social que vive este grupo poblacional es palpable. La generación de empleo entre la juventud debe convertirse en una prioridad de la sociedad colombiana.
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